Australia (Tasmania) – Bailando con The Dean Stevensons

by | 5 Feb 2016 | 0 comments

5 febrero 2016

50 días viajando… ¡yeah!
46 días en Tasmania…

Me levanto cuando Mary empieza su meditación de la mañana. Yo hago mis saludos al sol, me preparo un café y me voy a la ducha. Despido a Sarah que va a llevar a los niños al cole y empiezo a preparar el desayuno, tortilla de boniatos y zanahorias. Pruebo a echar un poco de agua cuando las estoy friendo para que se cuezan y no se peguen tanto. Queda mucho más ligero.

Cuando voy a batir los huevos, pongo dos huevos de nuestras gallinas junto con dos huevos comprados.

No es difícil saber cuál es cuál…

La tortilla no queda demasiado compacta, pero sí muy rica.

Mary vuelve de su meditación. Ha estado una hora. Wow… Dice que tiene mucha facilidad para hacerlo, justo lo contrario que yo. Le voy a tener que pedir consejos. Cuenta que estuvo en un centro de Vipassana en Sydney y que fue la mejor experiencia de su vida. Vipassana (creo que ya lo he comentado aquí alguna vez) es un retiro de meditación de 10 días, sin ningún contacto con el exterior ni con los demás participantes. 10 días de silencio y búsqueda interior. Últimamente no paro de conocer gente que lo ha hecho y todo el mundo me lo recomienda, pero reconozco que me da miedo. Me parece algo realmente difícil, 10 días sólo meditando, comiendo y durmiendo. 10 días contigo mismo y nada más.

Mary hizo el retiro de meditación de 10 días y luego se quedó 4 meses como voluntaria. Me recomienda hacer lo mismo en Nueva Zelanda, dice que el sitio es maravilloso. Es muy tentador, la verdad. De hecho estoy a punto de hacer la reserva para abril. 

Hoy ha vuelto Alex, porque ayer no le dio tiempo a terminar el tejadillo, así que me pongo a ayudarle. Primero le doy un repaso al suelo (barrido, más arena, prensarla bien y más barrido) y luego poner orden en la madera. Me deja sus sierras eléctricas para convertir la madera sobrante en leña. Aprovecho para poner orden en la leñera.

Es la primera vez que utilizo una sierra mecánica, y la verdad es que es muy divertido, pero mucho más peligroso de lo que parece. Tiene varios sistemas de seguridad para evitar que te rebanes un brazo, y aún así, si te descuidas…

No da tiempo a hacerlo todo, porque Alex tiene que irse y se lleva las sierras, pero ha sido un gran avance. Cuando llega Sarah, Alex le enseña el resultado. Ambos están encantados de cómo ha quedado (yo también, la verdad).

Con ayuda de Mary terminamos de poner un poco de orden, haciendo tres pilas: la madera en buen estado que vamos a reutilizar y que llevamos al taller, la madera que es leña y la madera que va a la basura porque está envenenada. Es muy típico aquí (igual también en otras partes, pero no lo conocía) que la madera que va a ir clavada en el suelo, como los postes, se le inyecta un veneno para asegurarse que no arraigue. Para indicar que esa madera no puede utilizarse como leña porque el humo que desprende es tóxico, se pinta de verde. 

La siguiente tarea es trasplantar todos los arbolitos que están en macetas pequeñas a macetas más grandes, para que puedan crecer rápido. Lo hacemos entre Mary y yo.

Terminamos sobre las 14h, así que nos ponemos con la comida. Mary propone hacer una salsa improvisada para la pasta de maíz que tenemos (sin gluten, ofcurs), así que empezamos a juntar verduras a lo loco: cebolla, ajo, pimiento, zanahoria, jengibre, coliflor, berzas, lentejas dhal (no hay que olvidar las proteínas)…

No soy el único que hago fotos a la comida. 😉

Sarah, que no puede tomar maíz, come lo que queda de mi tortilla y unas berzas rehogadas.

Y la salsa ha quedado de miedo.

Lo bueno de coincidir con viajeros de otros países es probar otras formas de cocinar.

Sarah va a por los niños mientras nosotros recogemos todo. A su vuelta nos propone ir a lo que no pudimos ir el Viernes pasado: A Rektango, un evento semanal que se hace todos los viernes en el patio del Centro de Arte Salamanca, en Hobart, donde una banda toca en directo y la gente baila.

Lo único malo es que dura muy poco, es de 18h a 19:30, para no molestar a los vecinos, y es que un viernes a las 19:30 ya es muy tarde para hacer música aquí.

Nos vamos los 5, Sarah, Max, Ella, Mary y yo. Llegamos poco antes de las 18h, y el sitio es chulísimo. A las 18h en punto empieza a tocar la banda “The Dean Stevensons”.

Aún no hay mucha gente, pero van viniendo.

Tocan justo el tipo de música que más me gusta: Swing, Charleston, Rock&Roll… Son geniales, y la gente se va animando. 

Me pido una cervecilla y disfruto de estar vivo y aquí.

Max lo disfruta desde la grada. No puede parar quieto. 😉

A las 18:30 el sitio ya está a rebosar.

A las 18:45 hacen un descanso de 15 minutos. Me voy a dar una vuelta y veo una tienda de libros que me suena de algo… es como si ya la hubiera visto antes.

De repente me encuentro a Else, la Tassie que organiza los encuentros de Spanish Tuesdays

(Sí, tenemos un chupacámaras detrás, que se echa unas risas grandes con nuestra foto).

Se agradece poder hablar un rato en español.

A las 19:26 el concierto acaba. Sarah tiene que volver con los niños, pero Else nos propone a Mary y a mí irnos a tomar algo a otro sitio. Yo tardo medio segundo en decir que sí. Mary se lo piensa más, pero al final acepta con la condición de volver en el bus de las 21:20. El siguiente es a las 23:20.

Else nos lleva a Preachers, en Battery Point, un sitio superchulo que está muy cerca. Bueno… aquí todo está cerca. 

Lo primero que me fijo es en algo que no esperas encontrar en un bar, pero que aquí está en todas partes.

Else y yo nos pedimos una sidra y Mary, que no bebe alcohol, se pide un chocolate caliente.

Con los efectos del alcohol y el chocolate (que también pega fuerte), acabamos jugando al Jenga.

Pasamos un rato estupendo. Else nos comenta que en el grupo de Spanish tuesday están preparando una salida para ir a María Island el domingo por la mañana y volver el lunes por la tarde (que aquí es festivo), acampando allí en tienda de campaña. Me parece un planazo. Mary también se anima. Sólo nos falta ver si a Sarah le encaja que nos vayamos dos días, sobre todo teniendo en cuenta que me voy definitivamente el miércoles. A ver qué me dice mañana.

Cuando llego a casa me apaño una cena con los restos de la comida, más lentejas dahl y un poco de leche de almendras para calentarlo mejor.

Hoy ha sido un día de lo más completo. Me siento feliz y agradecido de estar aquí y estar haciendo lo que hago. Mis conversaciones con Mary están siendo muy interesantes, ya que ella ha seguido más o menos mi mismo camino de dejar su trabajo y viajar casi sin dinero, pero ella empezó hace año y medio y ha vivido experiencias muy interesantes. Realmente veo que esto sólo puede ir a más y mejor.

Ganas y energía no me faltan.

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