6 marzo 2016

80 días viajando…
25 días en Melbourne…

Pues he dormido mejor en el colchón que en el sofá. Me despierto a las 8, a pesar de que me dormí a las 2… Pero es que en cuanto hay luz, me desvelo. 

Me voy para el Lentil a desayunar y me hago doble desayuno. El revuelto de tofu de ayer y unas tortitas. 

Después del desayuno, me cuelgo un delantal (apron) y me pongo a servir mesas. 

Hago un par de pausas para comer algo. Primero los famosos Momo’s (una especie de dumplings al vapor), y luego los Zoodles al Pesto (noodles de zuchini). 

A las 15:15 termina el turno de comidas y me como una curry de lentejas con arroz antes de irme. 

No me explico cómo estoy cada vez más delgado. 

Después de hacer la colada el otro día, me di cuenta de que necesito ropa. Mi vaquero y la mitad de mis camisetas están rotas. Pregunto a Caitlin (la del intercambio español/inglés que aún no hemos hecho) por un sitio barato de ropa. Me recomienda Savers, en Sidney Rd. Es lo que llaman un Op Shop (tienda de oportunidades, que por lo general es de segunda mano). 

Me cojo la bici y el casco y salgo para allá. Los cascos, que son obligatorios, los venden en los 7Eleven a $5, porque están subvencionados por el estado. Y si entregas el tuyo sucio o viejo, te lo cambian por $2.

Llego a Sydney Rd. en una media hora y me llevo una sorpresa. Hoy hay una Street Party.

Dejo la bici ahí y recorro la fiesta a pie. 

¡Hay ambientazo!

Subo la calle disfrutando de la música y la gente…

Hasta que por fin llego al Savers. 

Me compro 5 camisetas y 1 vaquero por $36 (unos 24€). El vaquero, que parece nuevo, me sale por $7 (4’7€), una ganga. 

A la vuelta paso por el Batman Park. En esta ciudad tienen obsesión por Batman!

Me hubiera gustado quedarme más en la fiesta, pero he quedado a las 19:30 con mi amiga Jean en Trumpy para tomar unos vinos. 

Me vuelvo a la casa pensando en que a veces pensamos que la felicidad está en tener cosas… y resulta que está en todo lo contrario, en la libertad y felicidad que da no tenerlas. 

Y es que en realidad lo que creemos que es el placer que produce “tener”, en realidad no es por “tener” sino por “adquirir”. Y eso es exactamente lo que se llama consumismo, esa sensación placentera que nos produce adquirir algo nuevo, una casa, un coche, ropa de marca, un móvil, un negocio… Pero una vez que lo tenemos, deja de ser novedoso y ya no nos genera ningún placer y, muchas veces, se convierte en una carga o una preocupación que tenemos que seguir pagando durante mucho tiempo. 

No tener es libertad, despreocupación, ligereza y, sobre todo, poder enfocar en lo verdaderamente importante… 

…Tú mismo y los que te rodean.

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