26 agosto 2016

253 días viajando…
21 días en Brisbane…

Hoy me vuelvo a levantar a las 6:30, pero hoy sí hago mis saludos al sol. 

Es muy curioso como los perros están atentísimos al momento en que me despierto. Hasta ese momento son pura discreción, pero en cuanto abro el ojillo, es la fiesta del desayuno!

Y es que, efectivamente, están deseando que me levante para que les dé de desayunar.

Yo me vuelvo a hacer unos huevos escalfados. Me ha gustado la idea. Por la mañana no me apetece nada frito, y pasado por agua es un rollo de esperar y pelar… así que escalfados es la solución perfecta. Esta vez me los como sobre una tostada con aceite y tomate.

Al irme a trabajar, Archie vuelve a montarme un número. Y es que, como es aquí al lado, voy andando, pero Archie es capaz de pasar por casi cualquier hueco de la vaya, y me sigue. Por más que le hago volver, en cuanto me alejo un poco, me lo encuentro detrás. Así que al final la única solución para que no me siga es coger el coche. Es un poco ridículo para andar los 50 metros que me separan de la casa que pinto, pero no se me ocurre otra forma.

Hoy toca hacer la parte de atrás, la que da a la cocina, así que me pongo con ello, procurando ser metódico y limpio.

De repente recibo una visita inesperada.

Al final de la mañana termino toda la fachada.

Paramos para comer y me como la ensalada que me he traído. Hoy tiene lechuga, tomate, garbanzos, zanahoria, remolacha y frutos secos.

Durante la comida le pregunto a Mark el por qué de los soportes de metal que hay debajo de los postes de las estructuras de las casas (como no tengo foto, he encontrado un dibujo en Internet).

Yo pensaba que era para evitar que la humedad del suelo pudriera la madera, pero Mark me dice que hay un peligro mayor: las termitas. Dice que esta estructura no las evita, pero al menos las ves venir. Cuando el poste toca el suelo, las terminas entran dentro sin ser vistas.

De hecho, cuando vuelvo al curro y me voy a poner a pintar los postes, veo que uno de ellos cumple exactamente lo dicho:

Mark me dice que, efectivamente, las termitas han entrado en este poste porque el soporte es tan pequeño que las termitas suben por él sin ser vistas. Que los soportes deben ser de más de 7 cms de largo. Tiene pendiente cambiar este poste que ya se da por perdido.

A las 14h damos por finalizada la jornada. Mark me dice que me va a pagar, que cuántas horas he hecho. Le digo que quitando la media hora de comida… y me dice que no, que las horas se cuentan desde que llego hasta que me voy, que la comida está incluida. ¡Qué bien! En ese caso son 6,5 horas ayer y 6 horas hoy, pero se lo redondeo a 12 horas. Y me paga $300 dolares. Ay madre, qué alegría.

Me voy para casa, ducha rápida, les doy un hueso a cada perro para compensar lo poco que estoy hoy con ellos, y me voy para la city. Hoy tengo cita con el médico para que me dé los resultados de los análisis. Para ir utilizo el mismo sistema de la otra vez, de dejar el coche en las afueras e ir en tren. Mucho menos lío.

Me recibe otro médico joven y guapete. El anterior está de vacaciones, pero este es igual de amable y explicativo. Da gusto con los médicos aquí.

Me da el resultado de mi análisis de sangre y es… impecable. Para enmarcar. Una de las posibilidades era la anemia, pero mi hierro está en 78 ug/L (normal entre 30-300). La otra posibilidad era un problema de tiroides, pero mi TSH está en 1,3 mIU/L (normal entre 0,3-3,5).

Y para los que se asustan de la cantidad de huevos que tomo (sobre 3-5 al día siempre que puedo), mi colesterol está en 160 U/L (normal entre 120-250), es decir, incluso en la zona baja del rango.

Lo único que aparece es una bacteria intestinal, que ya tenía antes de mi viaje y que es bastante leve y habitual.

En cualquier caso no sé si será por los resultados o por haber cobrado, pero hoy me siento con bastante más energía.

Me vuelvo para casa para dar de cenar a mis fieras. Me reciben con alegría exagerada, pero porque saben que es hora de cenar, qué listos.

Una vez cenados me voy para el Community Hall de Upper Brookfield. Mercedes me dijo (y Mark me recordó esta mañana) que hoy había una cena de la comunidad de Upper Brookfield organizada por el colegio. Es algo bastante típico aquí que se hace cada mes o dos meses y que sirve para crear unidad entre los vecinos. La verdad es que es un concepto muy anglosajón. Son gente que les encanta vivir en casas muy aisladas, muy lejos unos de otros, pero luego tienen un enorme sentido de comunidad, se conocen y se apoyan entre todos. En cambio los europeos somos más de vivir todos muy apretados, pero luego no conocer ni a nuestros vecinos.

Casi todos los barrios tienen su Community Hall, el centro de reuniones para cualquier evento que se organice en la comunidad. El de Upper Brookfield es pequeñito, pero muy apañado.

Al entrar pagas $10 y te piden que te pintes en la mano una cara sonriente. Esa es la forma de comprobar que has pagado…

Aunque, por supuesto, nadie lo comprueba.

Por $10 hay buffet de comida, muy en plan barbacoa, aunque hay bastantes opciones vegetarianas. Incluso una veggie burger!

Y también hay un gran ambiente.

Me siento a cenar en la mesa de una pareja y me pongo a charlar con ellos. Son Angela y Sam, que tienen tres hijos: Xavier, Fraya y Phoebe. Y es que el lugar está llenísimo de niños. El índice de natalidad de este lugar debe ser altísimo.

Angela y Sam son encantadores y muestran muchísimo interés por mis historias de woofing y house-sitting. Poco después se nos une Caroline, que muestra mucho interés en mis habilidades como trabajador y me pide mi contacto, porque tiene montones de proyectos en la cabeza y le vendría bien algo de ayuda. No sé yo si voy a tener tiempo suficiente para todo el trabajo que me está saliendo. Igual me he pasado pidiendo al universo… 😉

Hay hasta postre.

Me doy una vuelta por el Hall y veo cosas tan tranquilizadoras en el tablón de anuncios como la diferencia entre una serpiente venenosa y una que no lo es (que no me imagino delante de una serpiente comprobando si tiene o no ese orificio adicional).

La gente se retira pronto, porque es más una fiesta familiar que una juerga de viernes noche, y yo también me retiro pronto,que estoy matadillo.

Cuando estaba esta mañana pintando la fachada de la cocina, no he podido evitar fijarme en los dueños. Son una pareja muy mayor en la que el marido sufre de Parkinson y le cuesta moverse. Me ha llamado poderosamente la atención ver al marido fregar los platos del desayuno, mientras la mujer se ocupaba de la colada. Y es que me sorprende que familias con casas enormes y, probablemente bastante dinero, raramente contratan a nadie para que les haga las tareas de la casa. No sé si es algo cultural. Pero es que hasta yo, que cuando vivía en Madrid y no nadaba en la abundancia, pagaba a una mujer un par de horas a la semana para que me limpiara la casa, porque odio hacer ese trabajo. En cambio aquí es algo que aún no he visto, incluso en casos de necesidad como este matrimonio en el que el hombre está bastante limitado en movimientos y ves que se están dejando una pasta en una reforma de la casa que es más estética que necesaria.

Estás son las diferencias culturales que me fascinan de mi viaje.

Este finde voy a aprovechar para descansar y hacer alguna tareílla que tenía pendiente. Mañana me pasaré también por el mercado.

El domingo vienen de visita mis amigos españoles Nayra y Jacobo, que es también teleco. 

¡Tengo vida social! 🙂

2 Comments

  1. pblog

    Quizás entienden que sólo pagan por aquello que ellos no saben hacer y asumen todas las tareas "fáciles", aunque sean ingratas, cómo propias.
    Es interesante la diferencia.Tengo una duda, andan tan rápido y estresados cómo aquí?
    Un besazo

    Reply
  2. Leo Callejero

    Australia es de por sí una sociedad mucho más tranquila que la europea. Pero si encima te vas a la zona donde yo estoy, en medio del campo… el ritmo es casi caribeño.

    También es muy curioso comprobar que en cualquier parte del mundo, cuanto más te acercas al trópico, más tranquila y menos estresada es la gente.

    En ese sentido Brisbane se nota que está más al norte (más tropical) que Sidney y mucho más que Melbourne… y la semana que viene, cuando me vaya a Cairns, que es ya completamente tropical, se va a notar un huevo. 🙂

    Reply

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