14 – 20 noviembre 2016

339 días viajando…
67 días en Melbourne…

Esta semana ha sido de doble efeméride: 333 días viajando (el lunes) y 11 meses desde que Madrid (el jueves).

Cocinando…

Otra semana que empieza cocinando. Kat me ha pedido que haga una cake para que los chicos puedan llevarse como parte del lunch a la school. He mirado su libro de recetas y he visto un bizcocho de banana con muy buena pinta, pero he decidido hacer mi propia versión de banana y cacao.

Y no es porque lo haya hecho yo, ni porque sea mi primer bizcocho, pero ha quedado de impresión.

Y es que cocinar en casa de Kat es un placer, no sólo por lo grande y cómoda que es la cocina, sino por la cantidad de ingredientes que tiene.

Para las cenas de esta semana, Kat me ha dado completa libertad creativa. Así que el lunes cae mi famoso curry de verduras y garbanzos.

Hacer un curry es de lo más fácil. Es rehogar verduras y alguna legumbre con curry en polvo (o, en su defecto, como en mi caso, cúrcuma, jengibre, cardamomo, pimienta…). Una vez rehogadas, añado una lata de leche (o crema) de coco… y listo!

Se acompaña de arroz, por supu. Lástima que la foto del resultado haya salido borrosa.

El martes sigue siendo día de burritos. Lo único especial es hacer el guiso de judías negras, que se hace con cebolla, cacao (sí, sí… cacao!), comino, una lata de tomate triturado y una lata de judías negras. Los demás rellenos son guacamole, queso rallado, tomate con cilantro, pimiento rojo salteado y maíz cocido.

El miércoles probé a hacer un risotto de champiñones. Como no quería usar nata o leche, ni arroz blanco, busqué en internet una receta con leche de coco y arroz integral y encontré ésta de El Perro Gamberro.

Se basa en preparar por separado un “arroz perfumado”, es decir, cocer el arroz integral con muchas especias, durante unos 45 minutos.

Y por otro lado se cocinan las verduras y champis.

Primero las cebollas, luego se añaden los guisantes…

…luego se añaden los champis…

…luego la leche de coco…

…luego se mezcla todo…

…y finalmente, ya con el fuego apagado, se añade parmesano rayado, y se deja reposar tapado.

…y voilá!

Y el jueves propuse hacer una sopa de lentejas acompañada de pa-amb-tomaquet. En esta ocasión tuvimos visita y tuve una kitchen-hand.

Y he de confesar que el invento tuvo un éxito rotundo.

Curros…

El lunes empecé a hacer repartos de comida en bici con la app de UberEATS. La verdad es que es muy divertido. Te das una vuelta en bici por la zona que decidas (yo estoy probando por el CBD, Fitzroy, Richmond…) con la app en modo “conectado”, que es una forma de decir que estás disponible. Cuando hay un pedido en algún restaurante o similar cerca de donde estás, te salta un aviso al móvil y tú lo aceptas o no. Cuando lo aceptas, te lleva hasta el lugar de recogida y te dice a nombre de quién es el pedido y qué debe contener. El restaurante te lo entrega, lo metes en la mochila térmica que me dieron los de Uber (y que yo creí que era gratis, pero me han descontado $10 de mi primer “sueldo”, la madre que los…), dices a la app que ya lo tienes y, en ese momento, te manda al lugar de destino. Lo malo es que no sabes hasta ese momento dónde es. Si tienes suerte, será cerca. Si no, te pueden mandar a tomar por…

En general es divertido, ganas dinero dando un paseo en bici y es una experiencia curiosa. Las pegas son que pagan poco (unos $8 por pedido) y que te entran muy pocos pedidos. No he conseguido que me entren nunca más de dos (incluso uno de los días estuve 2 horas y no me entró ninguno), con lo que la cosa, económicamente, compensa poco. Es más el “como no tengo otra cosa que hacer…”. Por lo que me han contado, antes te podían entrar hasta 10 pedidos en 2-3 horas y merecía mucho la pena, pero Uber empezó a cobrar más por cada envío y la gente dejó de usarlo. Muy mal, Uber…

Por suerte mi hada madrina (que toma la forma de la abuela de mi familia host, Margaret), me ha vuelto a dar trabajo, esta vez el miércoles. En este caso es en casa de su otra hija, Eva, la hermana de Kat. Tiene un pequeño jardín lateral con una pared que se cae a trozos. La idea es poner un poco de orden, quitar pintura viaje, tapar grietas y dar una primera capa de imprimación antes de proceder con la pintura.

Echo la mañana y lo dejo medio apañado para volver otro día. Necesito una escalera para la parte más alta.

Por cierto, mis Muro han dicho “hasta aquí hemos llegado”…

…así que, que me perdone Roberto (fundador de la marca y amigo), pero se quedan para los trabajos sucios y, como sigo en economía de guerra, me he pillado otras zapas por solo $5. Vale, no son unas muro y me durarán 5 minutos, pero oyes… son $5.

Y el sábado hice finalmente mi trial en el restaurante español de Thornbury… y me lo pasé muy bien. Estuve desde las 17:30 hasta casi las 23h. Se suponía que era de kitchen hand, pero al final es, sobre todo, dishwasher. Lo mejor es que la gente del restaurante son todos encantadores y el ambiente de trabajo es muy bueno. En otros sitios suele haber mucha presión y malos rollos. Lo que no tengo del todo claro aún es si me pagarán el trial.

Lo mejor es que al final de la jornada, me dijeron que lo había hecho sobradamente bien, pero que me prefieren en sala, ocupándome de los desayunos. Pagan mejor y es mucho más divertido, dónde va a parar. Trato directo con los clientes y voy a aprender a hacer los cafés, así que genial. Empiezo el sábado de la semana que viene.

Yoga…

El viernes volví a montar otra vez el grupo de yoga para practicar Ashtanga en los Flagstaff Gardens. Lo anuncié en el grupo de Españoles en Melbourne y en el de Chilenos en Melbourne. Incluso preparé la hucha para el “Pay As You Feel“…

…y tenía como a 16 personas confirmadas en el evento, pero… hizo un tiempo del demonio, nublado y muy frío, y no vino nadie. Bueno, sólo vino Marina. Así que al final nos fuimos ella y yo hasta el Hostel de otro español, Íñigo, a tomarnos unas birras con él. Impresionante las paredes de la terraza del Hostel.

Vida Social…

Y es que no me quejo en absoluto de mi vida social. Por un lado sigo yendo a las quedadas de españoles. El miércoles quedamos unos cuantos en el Queen Victoria Night Market

Donde la presencia de puestos españoles es escandalosa… y son los que más éxito tienen. La running sangría

…y las paellas con chorizo!

Pero nos juntamos un grupete de lo más heterogéneo y divertido. Hasta conseguimos hacer panorámicas de 360º donde salimos todos porque nos pasábamos el teléfono de unos a otros.

Y es que da gusto salir por Melbourne, donde te encuentras de todo. Puestas de sol espectaculares…

…o bodas delante de las estación.

Gran parte de mi vida social es con mi amiga Rebecca que, como trabaja en el Departamento de Turismo del Estado de Victoria, conoce todo y a todos. Incluso tiene un blog en el que condensa todos los eventos de los Findes de Melbourne: The Sprinkler (algo así como El Aspersor). Gracias a ella he conocido los Karaokes Japoneses y me he sentido como en Lost in Translation

…y el sábado la acompañé a tomar unas fotos a uno de los personajes que saldrá en su próximo Sprinkler (sí, también canta)…

…justo antes de irnos a la “Hispanic Fiesta“, un festival español y latino que una vez al años y durante 2 días ocupa todo Johnston St, y donde nos encontramos a alguien que llevaba su mismo vestido.

Y ésta es su gata Heidi. :-p

Móvil…

Esta semana me llegó por fin la pantalla nueva para el móvil y el viernes quedé con Fer, un español que en su vida normal trabaja como técnico para BQ, pero que ahora está aquí de año sabático, y que me hizo el inmenso favor de cambiarme la pantalla sólo por un café (¡Gracias, Fer!).

La pantalla quedó guay, aunque la verdad es que la sensibilidad al tacto dejaba mucho que desear y puede llegar a ser desesperante. Está claro que la calidad del dispositivo (comprado en china) no es la mejor… tanto es así que al día siguiente me encuentro…

…el LCD roto. Empieza mi batalla con el proveedor para conseguir que me devuelva los 25 USD que me costó la pantalla.

Visa…

Mis quedadas con españoles me han servido para que muchos de ellos me cuenten sus experiencias con sus visas. Son muy pocos los que han tenido la suerte de conseguir una Working Holiday Visa. Para otros países es mucho más fácil, pero para los españoles sólo dan unas poquísimas.

La gran mayoría han venido con una “Student Visa” que es la forma más sencilla de poder venir a trabajar a Australia. En realidad se supone que vienes a estudiar, pero te permiten trabajar 20 horas semanales para poder sostenerte mientras. Esto, que visto así parece ideal, me he dado cuenta (y todos los que me lo han contado, también) de que es una enorme trampa.

Y es que un curso válido para poder tener una Student Visa es tan caro (miles de dólares, con agencias de por medio que te prometen el dorado y lo único que quieren es su pedazo del pastel) que todo lo que puedas ganar en esas 20h apenas te da para pagarlo, por no hablar ya del alojamiento y la comida que aquí no son precisamente baratos. Por lo que acabarás trabajando muchísimo más que esas 20 horas, de forma ilegal, para pagarte el derecho de trabajar de forma legal. Absurdo, ¿no?. 

Y qué más da…

Pero sí, como dice Pablo Arribas… ¿y qué más da?

Justo estaba a punto de cerrar el post, cuando mi amiga Miriam me ha mandado la última publicación del blog El Universo de lo Sencillo, de Pablo Arribas: El mundo es de quien se la juega.

Adoro a Pablo Arribas, porque sabe decir de una manera muy sencilla lo que todos pensamos:

El mundo es de aquel que pasa a la acción, del que la saca a bailar y del que hace la llamada“.

Y es que está claro, nunca nos arrepentiremos de lo que hemos hecho mal (vivan los errores, porque gracias a ellos aprendemos)… 

…nos arrepentiremos de lo que NO hemos hecho.

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